¿CÓMO SE DESCUBRIÓ EL ALZHEIMER, QUÉ ES, CÓMO SE DIAGNOSTICA, CÓMO SE TRATA, Y CUÁL ES LA EXPECTATIVA DE MI FAMILIAR?

 

 

El primer informe de que un paciente padecía síntomas de lo que hoy conocemos como  Alzheimer, fue entregado en el año 1906 por el Dr. Alois Alzheimer. En dicho informe se describía  a una mujer de 51 años que tenía confusión, pérdida de memoria y síntomas psicóticos que de modo veloz progresaron hasta su fallecimiento cuatro años más tarde.

 

 

El docto aplicó tintes químicos al tejido cerebral de la paciente fallecida. Al analizar las láminas de tejido en el microscopio, observo diminutas placas de amiloides y ovillos tau (son los fragmentos anormales de proteínas y fibras enmarañadas que a día de hoy definen la enfermedad). Estos depósitos estaban esparcidos por todo el cerebro, y en mayor medida en áreas que controlan la memoria, el lenguaje, la toma de decisiones y la personalidad.

 

A este descubrimiento no se le prestó atención durante más de 50 años, porque se consideraba que el Alzheimer era una enfermedad rara que afectaba a pocas personas, y eran personas de mediana edad con demencia presenil. Se consideraba que la demencia senil formaba parte del envejecimiento, así que cuando las personas se hacían mayores, no se esperaba que su memoria funcionara adecuadamente, ya que el cerebro se atrofia con la edad. Se hicieron varias autopsias, y se vio que el cerebro de los ancianos seniles se había encogido y tenía hendiduras más pronunciadas en comparación con el cerebro de una persona joven.

 

A finales de los años 60 se hizo un estudio sistemático de cerebros seniles con los tintes químicos, y se observaron placas de amiloides y proteínas tau en todas las personas fallecidas de demencia senil, es cuando se comenzó a llamar a la enfermedad, enfermedad de Alzheimer, a la que se definía como una concentración de proteínas adhesivas que provocaba el fallo de las neurona interfiriendo en sus señales.

 

Éstas eran las causas de los fallos en la memoria a corto plazo,  alteración en la capacidad de razonar y establecer juicios, déficit en la gestión económica, desorientación en lugares bien conocidos. En muchos casos, la primera señal de la enfermedad son los cambios en la personalidad, a veces una exageración de sus rasgos preexistentes constituyen la primera señal de la degeneración cerebral, como por ejemplo en los casos de la demencia frontotemporal.

 

 

En cuanto empiezan los síntomas, debe comenzarse una terapia farmacológica, junto con una terapia no farmacológica que implica un cambio de estilo de vida. Dichas medidas  se encargan de ralentizar en la medida de lo posible el desarrollo de la enfermedad.

 

Hasta hace unos años , sólo se podía confirmar la enfermedad de  Alzheimer a través de la autopsia, pero en el año 2002 un equipo de investigación en UCLA ,descubrió una nueva forma de utilizar la tomografía por emisión de positrones (PET). Con ella se puede visualizar las pequeñas placas y ovillos del Alzheimer en pacientes vivos. Con dichos estudios se demostró que las placas y ovillos,  se empiezan a formar  en el cerebro décadas antes de que aparezcan los síntomas de la enfermedad.

 

Resulta llamativo saber que prácticamente todos nosotros tenemos algunas placas y ovillos en nuestro cerebro, pero no empiezan a afectarnos hasta que la acumulación alcanza cierto nivel, un punto de inflexión en el que nuestros cerebros ya no pueden compensar las neuronas defectuosas.  En cada persona dicho punto de inflexión es diferente, ya que depende de la reserva cognitiva de cada uno ,y de su estilo de vida. 

 

Rebeca González

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