CÓMO COMUNICARNOS CON NUESTROS HIJOS HOY EN DÍA

¿Cuántas veces hemos intentado comunicarnos con lo más pequeños de la casa sin demasiado éxito? Es difícil darnos cuenta de que las habilidades comunicativas que usamos en muchas ocasiones con nuestros hijos no son las más eficaces para relacionarnos con ellos correctamente.

 

De hecho, es habitual encontrarnos con casos en donde unos padres nos comentan que cuando preguntan por cómo va en el colegio, los niños no contestan o evitan el tema; así como no es extraño, encontrarnos quejas por parte de progenitores sobre la disminución de la comunicación en los horarios de comida familiar.

 

Como venimos observando, la sociedad actual impone unas reglas diferentes a las que nosotros hemos vivido cuando éramos pequeños: Alternativas de comunicación vía internet, mayor uso de tecnología, menor tiempo que pasamos el sistema familiar unido…lo cual, limita en gran medida el tiempo que los pequeños de la casa pasan relacionándose con nosotros con la progresiva disminución de comunicación que eso conlleva.

 

De forma natural, los niños van evolucionando y pasando por distintas etapas evolutivas. Es normal que un niño de hasta seis años presente muchísima confianza con nosotros y prácticamente formemos su red social principal. A partir de esa edad, el grupo de iguales (compañeros) se convierte en un grupo protagonista dentro de las relaciones de estos y como parte del sistema de pertenencia, preferirán comentar según qué cosas los unos con los otros. A los 12 años y aproximadamente, hasta bien entrada la juventud, se forma la etapa denominada adolescencia en donde no solo cobra mayor importancia el grupo de iguales, sino que, dentro de este proceso, se va formando la identidad personal en donde suelen presentar recelo a los adultos (Progenitores principalmente), desregulaciones emocionales y vivencias de nuevas experiencias.

 

Dicho todo esto, muchas veces debemos ser nosotros como adultos los que adaptemos nuestras habilidades de comunicación logrando empatizar con la etapa que les está tocando vivir.

 

Vamos a presentar una serie de consejos para aplicar con los pequeños de la casa en donde se fomente una comunicación adecuada y asertiva con ellos:

  • Establecer un clima familiar comprensivo y adecuado a sus necesidades (Es la única manera de que nuestros hijos depositen su confianza en temas que de forma social o familiar se sienten más cohibidos). Existen dos hábitos que adoptamos los padres con frecuencia que entorpecen la comunicación y propician un distanciamiento de los hijos: negar los sentimientos y confundir la simpatía con la empatía. Cuando un niño está realmente inquieto porque se siente dolido, decepcionado, preocupado o enfadado, necesita desesperadamente a su padre o madre. Sin embargo, los padres normalmente no quieren ver que su hijo lo pasa mal, de modo que su primer instinto es decirle al niño que no se sienta así. La consecuencia es que el niño se avergüenza de sus sentimientos, lo que termina agravando la situación. Además, no se sienten comprendidos por sus padres, por lo que se acaban sintiendo solos. Básicamente, el niño aprende que sincerarse sobre sus sentimientos solo le hará sentirse peor. Estas son las frases que los padres deben evitar:
  • No te preocupes.
  • No te sientas así.
  • No debes estar decepcionado.
  • No estés así.
  • No te enfades.
  • Eres demasiado sensible.

 Es mucho más aconsejable hacer un ejercicio de empatía y mostrar comprensión por sus sentimientos. Tener sentimientos no está mal, lo que puede causar problemas es lo que hagan los niños con esos sentimientos. Estos son algunos ejemplos de frases que muestran empatía:

  • Entiendo que eso te preocupe.
  • Yo también estaría preocupado.
  • Tienes derecho a sentir decepción. Yo también me sentía así cuando tenía tu edad.
  • Estás enfadado. Lo entiendo, y tienes derecho a estarlo.
  • Molesta ver que alguien hace algo que tú quieres hacer pero no puedes.
  • Estás enfadado, estoy seguro de que es por un buen motivo. Me gustaría que me lo contaras.

 Después de darle una buena dosis de empatía, el niño se siente comprendido y conectará mejor con nosotros, por lo que se sentirá mejor de manera inmediata y querrá ser ayudado. En muchas ocasiones, lo único que necesitan para sentirse mejor es que alguien empatice con ellos. El mero hecho de saber que su padre o madre les comprende les lleva a sentirse seguros y con ganas de seguir intentándolo.

  • Evitar la sobre-exigencia y brindar confianza (Normalmente los temas en los que menos se comunican con nosotros son en donde sienten tener más presión real o imaginaria respecto a nuestro rol de progenitores: Escuela, amistades, planes, relaciones amorosas…)
  • Debemos comprender que NO tenemos porque saber todo de ellos (Existen épocas como la adolescencia en donde los menores deben explorar de forma personal y es parte de la etapa evolutiva que están pasando. Respetar esto es necesario para un correcto funcionamiento y elaboración de la identidad)
  • Establecer momentos sin tecnología. Se que esto no es fácil hoy en día, ni para nosotros como padres, pero tenemos que establecer ratos en los que los móviles, consolas y demás estén "prohibidos". Proponer salidas al campo o a parques, o incluso ir a tomar algo en una terraza y tomar algo con ellos mientras hablamos con ellos suele funcionar, y a veces contar "nuestras batallitas de jóvenes" puede ayudar. 

 

Desde ECG-Instituto del Cerebro, hemos creado un programa específico donde trabajamos diferentes recursos personales de los pequeños de la casa en donde las habilidades comunicativas y de cooperación son el vehículo conductor del programa APRENDE, EMPRENDE y DIVIERTETE. 

Atención: Los campos marcados con * son obligatorios.